Todas las historias de nuestros alumnos que consiguen plaza son especiales. El caso de Ana Quintas añade un componente particular. Si ya dicen que los bebés vienen con un pan debajo del brazo, en su caso, su bebé vino con una plaza en 2021 bajo el brazo.
Ana estudió Química en Oviedo y no fue hasta hace unos años cuando decide cambiar de aires, y darle una oportunidad al mundo de la educación. Su primer intento fue por probar y en el proceso de preparación fue mamá y nos cuenta que dejó de estudiar del todo, “estudié quince días antes de la oposición y ya”. Aunque no consiguió plaza, ha podido trabajar como interina mientras continuaba su preparación.
La conciliación del trabajo, el estudio y la vida personal con un bebé “fue un poco locura”, recuerda Ana. Cuando se dispone de poco tiempo, aprovechar cada minuto es vital para poder avanzar. “En el metro me acuerdo de ir repasando (…) me hacía unos esquemas que repasaba 5 temas en media hora”. La planificación juega un papel muy importante y cuando Ana se preparaba por segunda vez iba un poco sobre la marcha, “intentaba alcanzar hitos” pero a largo plazo, porque siempre aparecen imprevistos que con una planificación muy marcada es complicado acomodar.
En general, el examen escrito en la oposición se divide entre el desarrollo de un tema y la resolución de problemas prácticos. Es importante trabajar ambos para afrontar con seguridad el día del examen. Para la preparación de los temas Ana optó por memorizar los ítems imprescindibles en cada tema, pero dejar el desarrollo de forma más natural, “como si lo explicara en clase, menos memorístico”. Y en los ejercicios intentaba seguir todas las clases, sin perderse nada y “hacer todos, todos los problemas” para llegar al repaso sólo con los que le habían parecido más difíciles.
Después del aplazamiento por pandemia, llegó al fin la recta final. Sin embargo, en el caso de Ana fueron unos meses diferentes respecto al resto de opositores. “Me fui a dar a luz con los apuntes”, recuerda sonriendo. Su bebé nació en mayo, apenas un mes antes del examen y vino con la suerte bajo el brazo. Esos últimos días los dedicó a repasar, “con vosotros llevaba toda la química preparada” y le dio un último empujón a la física.
El día del examen Ana fue tranquila, al final ya había descubierto que la suerte tenía mucho peso, y con todas las emociones de los últimos meses “hice todo lo que pude, así que iba tranquila”. Toda la tranquilidad que mostraba Ana antes del examen desapareció después, cuando sabiendo que había aprobado y que tenía que defender la programación didáctica. “Tengo que sacarlo como sea”, estaba tan cerca que no podía dejarlo pasar. Y así fue, Ana aprobó y obtuvo su plaza, “a día de hoy aún no me lo creo. No podía dejar de llorar”.
Detrás de su plaza hay años de dedicación, esfuerzo y conciliación con la vida personal. Porque “la oposición es importante, pero no lo es todo”. Ana reconoce que tuvo suerte, pero que su esfuerzo y su actitud ante el estudio fueron claves en su éxito. Hay que estudiar, pero también marcarse periodos de descanso y tener claro que “una oposición no te hace mejor o peor docente, es un proceso en el que también vas aprendiendo”.
En su preparación Ana admite que es importante tener un guía, “alguien que te marque tiempos y no te pierdas en el camino”. De su experiencia con nosotros valora muy positivamente la metodología, por la flexibilidad y por la forma de afrontar los temas, desde un nivel básico hasta alcanzar niveles complejos, consiguiendo entender el tema en profundidad. “Para mí, electromagnetismo era imposible, como si fuera chino, y luego en el examen hice el ejercicio”. El material y las clases grabadas son importantes, pero si algo valora Ana son los foros en los que los compañeros se resuelven dudas y se crea un ambiente de “piña de opositores, que es también un grupo de ánimo”.
Ha sido un placer tenerte con nosotros Ana, disfruta de tu plaza y ¡enhorabuena una vez más!
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